martes, 8 de enero de 2019

El Romanticismo


Caspar David Friedrich -
Wanderer above the Sea of Fog (1818)
by cea + (CC BY 2.0)



El movimiento romántico se originó en Inglaterra y Alemania a finales del siglo XVIII, circulando por el resto de Europa durante las primeras décadas del siglo XIX. El fenómeno cultural romántico quería romper con el orden clásico, dando lugar a los conceptos de democracia y libertad. El espíritu de este movimiento se centraba, pues, en una escala de valores basada en el subjetivismo. De hecho, podríamos resumir las principales líneas de esta corriente como sigue a continuación:

El predominio de una realidad subjetiva, del yo y del idealismo frente a una realidad externa meramente objetiva, la significación del individuo frente a la sociedad masificadora, y, por consiguiente, la defensa de una libertad sin confines de la persona frente a las razonables reglas sociales. 
Libertad era la palabra clave; libertad de tener ideales y perseguirlos; libertad de moldear la realidad externa a partir del mundo interior personal; libertad de expresión, de expresar sentimientos, libertad de luchar contra cualquier cosa, las instituciones, normas o entidades que obstaculizaran o impidieran esa libertad.
Se podría decir que los románticos eran personas de "los sentimientos por delante". Por ello, colisionaron de frente con la realidad de su tiempo y, desengañados, huyeron o intentaron huir de ella. Se refugiaban en la propia dimensión personal encontrando en la búsqueda de recuerdos felices o de un pasado ideal el lugar perfecto para quedarse a vivir y expresar su nostalgia. Los románticos encarnaban sentimientos irracionales, la fantasía y la evasión de la realidad contingente. Asimismo, otorgaban mucha importancia a la naturaleza, un espejo fiel del turbulento estado de ánimo romántico. En definitiva, estaban los sentimientos antes de todo y la defensa de su libertad.
Resulta evidente, por lo argumentado anteriormente, que hubo una recuperación de lo folclórico, de las tradiciones nacionales y populares, de lo popular en general. Igualmente, se trató en esta etapa cultural de recuperar un pasado e idealizarlo. Así pues, el sentimiento nacionalista tomó el relevo frente a lo universal, al igual que adquirió más importancia la historia de las realidades en Europa, dejando atrás el mito de la antigua Grecia y la inmortalidad del Imperio romano. 
El romanticismo fue, en definitiva, un movimiento artístico y literario, que se extendió incluso a la esfera social y política de los países europeos del siglo XIX.

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