Literalmente Educa tu Mente: Don Juan Tenorio: estudio sobre el personaje.

Es interesante ver cómo cada obra ha implantado a la figura de Don Juan en la sociedad.

En El burlador de Sevilla, Don Juan pertenece a la nobleza castellana. Tirso confecciona la imagen de un noble que no actúa con caballería y que además no sabe comportarse.

En No hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague y Convidado de piedra, de Zamora, la situación es parecida: se trata siempre de un contradictorio Don Juan que pertenece a la alta nobleza, pero se comporta de manera poco noble.

Con Zorrilla hay un cambio. Hay que destacar que en 1824 la nobleza era un concepto degradado. Por lo tanto, Don Juan tiene que perder su condición de aristócrata. Partiendo de esta premisa, es curioso anotar cómo Don Juan ya no viene condenado como noble que no se comporta según su clase social, sino que viene juzgado como un simple ser humano donde su condición social no forma parte de su personaje. Se puede afirmar que con Don Juan Tenorio acaba el conflicto entre Don Juan y su clase social. Esto se manifiesta ya a partir de la primera escena: Zorrilla empieza la obra con un Don Juan miembro natural de la aristocracia. Lo curioso es que la clase aristocrática lo rechaza porque su padre lo ha desheredado. Por consiguiente, cambia también la función del criado. Si en las versiones anteriores el criado era representativo en cuanto denotaba la nobleza de Don Juan (era prerrogativa de los nobles tener dinero y criados) y era la única voz de la conciencia que se escuchaba en el drama, con Zorrilla esta doble función desaparece. De hecho, en Don Juan Tenorio hay un criado llamado Ciutti, italiano, que ya no es un criado, sino que es un socio de Don Juan que lo ayuda en sus perversas empresas. Sabemos que es un criado, pero él lo trata como amigo. Desapareciendo el criado como tal, se disipa también la voz de la conciencia. Y Zorrilla lo hizo a propósito, pues quería dejar solo a Don Juan y que éste luchara contra sí mismo.